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Begoña VILLANUEVA GARCIA
El nombre de Emilio de Campuzano es bastante bien conocido entre los bilbaínos y visitantes. Una plaza en el centro de la ciudad lleva este nombre, un instituto de educación secundaria en el barrio bilbaíno de Atxuri también lleva su nombre. Pero, ¿Quién fue realmente? Unas breves notas biográficas revelan que Emilio de Campuzano nació el 16 de agosto de 1850 en Santiago de Compostela (A Coruña). Falleció en 1938 en Bilbao. Sus padres eran Manuel Campuzano y Joaquina Abad de Caula.
Antes de comenzar es necesario adelantar que Campuzano desarrolló su carrera profesional en tres áreas muy diferentes, docencia (profesor y director), administración de una red de teléfonos y militar.
Emilio de Campuzano ingresó en calidad de soldado-alumno en la Academia del Cuerpo de Artillería, 6º Régimen Montado, situada en Segovia el 9 de octubre de 1872. Permaneció solo 8 meses y 22 días porque el primer día de junio de 1873 solicitó la licencia absoluta que le fue concedida. Sin embargo, cuatro meses después, el 1 de octubre de ese mismo año Campuzano volvió a ingresar. En esta segunda ocasión el joven estuvo hasta el 30 de junio de 1874. De sus dos etapas queda el informe de las notas recibidas tras finalizar su período de formación que se reproduce en la siguiente tabla.
| NOTAS DE CONCEPTO | CALIFICACIONES | INSTRUCCIÓN | CALIFICACIÓN | |
| APLICACIÓN | BUENA | ARTE MILITAR | BUENA | |
| CAPACIDAD | BUENA | DETALLE Y CONTABILIDAD | BUENA | |
| CONDUCTA | BUENA | IDIOMAS (FRANCÉS) | DEBE MEJORAR | |
| ESTADO | BUENA | ORDENANZA | BUENA | |
| ESTATURA | 1,67 m | PROCEDIMIENTOS MILITARES | BUENA | |
| PUNTUALIDAD EN EL SERVICIO | MUCHA | TÁCTICA | BUENA | |
| SALUD | BUENA | |||
| VALOR | ACREDITADO |
Tras finalizar su formación, el joven Campuzano comenzó su vida profesional en el ejército, su actividad principal fue la participación en la III guerra carlista (1872-1876), por este hecho fue ascendido a Teniente el 26 de mayo de 1875. Cinco días después, el 31 de mayo, fue destinado al 4º Regimiento a pie. Permaneció en este último destino hasta el 17 de abril de 1879, fecha en la que el ejército le concedió la licencia absoluta y definitiva. En este período de tiempo fue de nuevo ascendido a Capitán, máximo categoría alcanzada por Campuzano durante su estancia en el Ejército.
Apenas un mes después Emilio de Campuzano remitió una carta al Ministerio de la Guerra en la que se solicitaba se le enviará la hoja de servicios de su paso por el Ejército. Campuzano residía ya en Bilbao, él mismo afirmaba que era vecino y residente en el número 9 de la Gran Vía.
Tras su paso por el ejército no costa ninguna apertura de procedimientos militares, castigos o correcciones que se le hubieran aplicado bien por vía judicial o gubernativa.
Tras recibir la licencia definitiva del ejército Emilio de Campuzano comenzó a trabajar como profesor en la Escuela de Artes y Oficios de la capital vizcaína donde durante ocho años desempeñó el puesto de profesor del claustro del centro. Sin embargo, esta no fue la única actividad laboral de Campuzano en estos años.
Federico Echevarría Rotaeche.
Desde la penúltima década del siglo XIX el profesor comenzó a colaborar con los hermanos Echevarría Rotaeche, Federico y José, los artífices de la instalación de las primeras líneas telefónicas en Bizkaia. Así ocurrió en el concurso público convocado por el Ayuntamiento de Bilbao en 1884 para proveer la instalación de la primera red telefónica en la institución. Emilio de Campuzano presentó un proyecto que no obtuvo premio. Aunque en el proyecto figura solo su nombre es probable que actuara en representación de los hermanos Echevarría Rotaeche.
El gran cambio de Campuzano en la gestión no llegó hasta el 25 de abril de 1887. Aquel lejano día se constituyó en Bilbao la Sociedad regular colectiva mercantil “Orduña y Compañía”. En su consejo de dirección figuraban los nombres de los dos empresarios vizcaínos de la época Federico y José Echevarría Rotaeche1 y el del ingeniero de caminos, canales y puertos madrileño Carlos de Orduña Muñoz. Este había logrado por parte del gobierno unos meses antes, el 26 de agosto de 1886, la concesión para la instalación de una red telefónica. En ese momento funcionaban desde hacía unos años una serie de líneas telefónicas que daban servicio a las localidades de la margen izquierda (Barakaldo y Portugalete principalmente) y que eran conocidas como la Red Telefónica Urbana. Los promotores de estas líneas habían sido los mencionados hermanos Echevarría Rotaeche, así lo recoge la quinta cláusula de la hoja de inscripción de la compañía citada “Los señores Don Federico y Don José Echevarría aportan a la Sociedad que en virtud de este documento crea el Señor Orduña, las actuales líneas telefónicas pertenecientes a la sociedad ‘Echevarría Hermanos’ cuyos únicos socios los mencionados señores, para lo cual estiman su valor en ochenta mil pesetas , de las que Don Carlos Orduña tiene exacto conocimiento”.
Tras la constitución de la sociedad Emilio de Campuzano pasó a ser el administrador de la red, es decir la persona encargada de gestionar las diferentes tareas ante las instituciones vizcaínas. Nunca tuvo ninguna responsabilidad directiva ni de otro tipo. Debe tenerse en cuenta que Federico Echevarría Rotaeche era ya en ese momento un prestigioso empresario y político y que el citado Carlos de Orduña no residía en Bizkaia. Campuzano se convirtió en el hombre perfecto y de plena confianza de todos para llevar la administración de la red.
La presencia en el cargo de Campuzano duró apenas un año, en ese tiempo hay constancia en varios documentos de la firma de Emilio de Campuzano como administrador de la Red Urbana. El 3 de julio de 1889 la gestión de la telefonía sufrió un nuevo cambio ya que se constituyó en Bilbao la Sociedad Anónima “Red Telefónica de Bilbao”. En el consejo de administración figuraban importantes empresarios de Bizkaia en aquella época entre los que se encontraba de nuevo Federico Echevarría Rotaeche, auténtico artífice del desarrollo del teléfono en Bizkaia.2
Esta fue la historia de la estancia de Emilio de Campuzano en mundo de la telefonía vizcaína. No llegó nunca a desempeñar cargos de relevancia ni a tomar decisiones propias.
La última etapa profesional de Campuzano fue la más larga y la que mayor reconocimiento social le ha proporcionado además de ser la más conocida. A partir del Curso 1900-1901 abandonó su cargo de catedrático del centro y asumió el cargo de director de la Escuela de Artes y Oficios tras el fallecimiento del antiguo director Don Laureano Gómez Santa María. El 6 de marzo de 1901 una comisión de miembros del Ayuntamiento de Bilbao y de la Diputación Provincial de Bizkaia ratificó el nombramiento de Emilio de Campuzano como directos del centro.
“Lavandera en los Caños”, obra de Ángel Larroque Echevarría, uno de los grandes nombres de la cultura vizcaína que cursó estudios en la Escuela de Artes y Oficios de Bilbao.
Emilio de Campuzano tenía en ese momento 50 años, permaneció en el cargo 32 años.
Durante esos años cursaron estudios en aquella escuela algunos de los grandes nombres de la cultura vizcaína de la época tales como Francisco Durrio, Quintín Mogrobejo, Alberto, Ángel Larroque o los hermanos Arrúe.
Los años en los que Campuzano dirigió el centro fueron de constantes innovaciones y cambios en la enseñanza. La dirección debió adaptar en varias ocasiones el plan de estudios al proceso de modernización que estaba dándose en Bizkaia en algunos momentos. Así, durante el curso 1907-1908 se implantó el inglés en el plan de estudios del centro. En el curso 1910-1911 la escuela se trasladó al barrio de Atxuri, mismo emplazamiento en el que en la actualidad de asienta el Instituto de Educación de Educación Secundaria Emilio de Campuzano.
Desde 1930 en el Ayuntamiento de Bilbao se comenzó a debatir la próxima jubilación de Emilio de Campuzano. El acta de una sesión celebrada el 15 de abril de 1930 muestra como los concejales Urigüen, Lerchundi y Pérez Carranza se mostraron dispuestos a que el Ayuntamiento contribuyera con 2000 pesetas al homenaje promovido por la asociación de antiguos alumnos. Un año y medio después, el 2 de setiembre de 1931, un acuerdo del Ayuntamiento de Bilbao concedió la jubilación a Emilio de Campuzano. La moción previa había sido presentada dos días antes por los concejales López Albo, Nadal y Aznar. El 28 de octubre el pleno del Ayuntamiento acordó conceder a Emilio de Campuzano la jubilación a partir del primer día de 1932 con todo su sueldo. El proyecto había sido promovido por la Comisión de Instrucción Pública.
Esta fue la vida profesional de Emilio de Campuzano y Abad de Caula, una vida, sin duda, marcada por la excelente labor desempeñada en la Escuela de Artes y Oficios, en una época en la que la formación artística no era un objetivo prioritario.
El acercamiento de Campuzano a la telefonía deber ser calificado como testimonial tal y como se ha mencionado en líneas anteriores. Siempre actuó en representación de los hermanos Echevarría Rotaeche y no tuvo nunca capacidad para nada más.
En resumen, una vida profesional larga marcada por importantes aportaciones a la enseñanza de los vizcaínos en los primeros años del siglo XX.
1 Ver biografía de Federico de Echevarría en “Cien empresarios españoles del siglo XX”, director Eugenio Torres Villanueva, Colección: Historia Empresarial, Lid Madrid, 2001, 659 páginas.
2 El resto de empresarios eran Cosme Palacio y Bermejillo, Manuel y Juan de Zuricalday y Eguidazu.
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